En casa no nos gustan mucho las tiendas multiprecio. Será porque
somos artesanos y sabemos valorar el trabajo y esfuerzo de los demás.
Cuando veo los precios que tienen y de lo lejos que vienen, solo puedo
preguntarme, que debe cobrar el pobre obrero y en la de artesanos que
han tenido que buscarse la vida y otro trabajo por no poder competir con
esos precios, ya que solo la materia prima ya sube mucho más que el
precio a que lo venden ellos. Claro que luego no comparemos la calidad,
pero este tema ya da para otro post. Pero si que es verdad que a veces
nos sacan de apuros y que todos, algunos más y otros menos, nos hemos
perdido más de una vez en sus estanterías llenas a rebosar y en sus
pasillos estrechos.
Un día de esos, en que alguna
urgencia me hizo entrar en una de estas tiendas, me encontré con unos
libros que me encantaron. Compré dos, hoy os muestro uno de ellos.
Son unos cuadernos llenos de imagenes troqueladas que tenemos que ir quitando con cuidado y montando para construir una granja.
Cuando
se lo mostré a Hada, le encantó y quiso montarla al momento. Yo le fui
ayudando quitando las imágenes troqueladas para evitar roturas y ella
fue montando las piezas con cuidado y siguiendo las indicaciones que le
iba dando.
Cuando
ya teníamos la mitad de la granja montada, se le pasaron todas las
ganas de seguir montando y muy alegremente, me cedió por completo el
montaje final de la granja y se puso a jugar con todos los animalitos.
Al
final conseguí terminar de montarla, que lo mío me costó, ya que no
paraban de desaparecer piezas gracias a las manitas inquietas de Hada.
Se
pasó toda la tarde jugando con ella y varios días la ha vuelto a coger.
Le encanta cuidar de los animales y se monta unas historias dignas del
mejor de los culebrones. Me encanta verla jugar, imaginar, inventar y
crear.
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